Resumen
Cuando se habla de filosofía se habla de antropología. Del mismo modo, cuando se habla de antropología también se debería de hablar de la afectividad. Sin embargo, hasta hoy, pienso que muchos filósofos han comprendido mal la afectividad en la persona humana, pues han caído en dos reduccionismos: uno considera la afectividad como un componente irracional, es el caso del dualismo; el otro la asocia a un monismo, como se puede verificar en el sentimentalismo y en el psicologismo. De igual modo, aquellos que permanecen en una posición intermedia también la han comprendido mal, como se puede ver, por ejemplo, en la perspectiva aristotélico- tomista. Para estos, la afectividad es siempre pre- moral y debe ser siempre subordinada a la razón y a la voluntad. De esta forma, no han comprendido que la afectividad tiene también un ámbito espiri-tual y que, así, es ella quien muchas veces debe integrar la razón y la voluntad, a fin de garantizar la autorrea-lización de la persona humana. En este sentido, tampoco han visto que la afectividad puede ser valorada desde el punto de vista moral. Debido sobre todo a estos errores que se han cometido en el ámbito filosófico con relación a la afectividad, he visto que sería bueno repensar la noción de afectividad de la persona humana. Así, de entre todos los autores que he conocido y estudiado, he visto que la propuesta de Dietrich von Hildebrand con relación a la afectividad podría proporcionar muchas respuestas y herramientas para poder solventar estas inquietudes filosóficas y poder evitar reduccionismos, proporcionando interpretaciones más completas. El filósofo, fenomenólogo-realista, Dietrich von Hildebrand se ha distinguido en muchas áreas de la filosofía, como en la metafísica, en la gnoseología, en la ética, en la antropología, en la religión, etc.. “Casi quiero decir que el genio (artístico) de Adolf von Hildebrand ha sido heredado por su hijo (...) como un genio filo-sófico” (Husserl: H. Sepp; L. Embree, Handbook of Phenomenological Aesthetics, Springer, London, 2010, p. 145 (Traducción del autor). No obstante, sin duda alguna, la principal área, aquella en la que con mayor prominencia ha destacado, creemos que fue en el ámbito de la afectividad, aportando, así, contribuciones que hasta hoy no hubieran sido tenidas en consideración. Husserl lo comprueba. Cuando ha dirigido la tesis de doctorado de Hildebrand ha decido: “Sin embargo, su verdadera fuerza y sus significativos y originales resul-tados residen principalmente en la esfera emocional, en los análisis que llenan los capítulos 3o a 8o, de la parte II, y que sorprenden con un conocimiento íntimo sin precedentes de las múltiples formas de la conscien-cia emocional y sus correlatos representativos. Dicho esto, sólo puedo solicitar el título de opus eximium para esta importante obra” [E. Husserl, Urteil Über Hildebrands Doktorarbeit, Ed. K. Schuhmann, Aletheia, V, 1992, p. 5 (Traducción al español del autor)]. El mapa afectivo en Hildebrand es muy vasto. Por esto, he decidido presentar directamente un solo tema, o sea de que modo la afectividad se relaciona con la libertad y así, en este sentido, como ella puede ser valorada moralmente. Para atingir este objetivo, inicialmente me propongo analizar como Hildebrand entiende y concibe la afectividad en la persona humana. Posteriormente analizaré la libertad humana y su relación con la moralidad. Finalmente relacionaré los distintos tipos de libertad en la persona humana con la afectividad, demostrando así al mismo tiempo como la afectividad puede ser moralmente evaluada.Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0.
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